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10 OctCómo la actitud positiva te hace más feliz


Hace unos días, mientras estaba en el vestuario de la piscina oí como dos amigos se encontraban después de algún tiempo sin verse. Tras un pequeño cruce de palabras entre ellos se produjo el siguiente diálogo1:

  • – So, how is life?
  • – Well… it could be better – contestó con tono abatido
  • – Well! It could be worse as well! – con alegría

Me impresionó: ¡cuánto podemos decir sobre nosotros mismos con una sola frase!

¿Con cuál de los dos amigos te irías de vacaciones en una caravana durante tres semanas? Vamos más allá: ¿a cuál de los dos contratarías para formar parte de tu equipo de trabajo… de forma indefinida?

Es demoledor.

El poder de la actitud positiva es inmenso. Genera motivación, predisposición a que las cosas salgan bien, mejor o excelente. Nos permite resolver problemas, ser más productivos, creativos e innovadores.

Para desarrollarla, debemos prestara atención a sus dos componentes:

  • 1. Mi interpretación de la situación: puedo ver el lado negativo de todas las cosas o focalizarme en lo positivo. Poner foco en uno u otro depende solo de mi. Esta interpretación me predispone a actuar de un modo determinado.
  • 2. Mi comportamiento: la acción (positiva). Puedo quedarme estancado en la dificultad o actuar para resolverla. Puedo quejarme ante una situación incómoda o decidir mejorarla. Solo depende de mi.

Quizá lo más interesante de la actitud positiva es el premio que trae: ¡Nos hace más felices! Al poner foco en el lado positivo de las cosas llevamos nuestro pensamiento hacia las oportunidades, los beneficios que puede tener cualquier situación. Y hacerlo de manera constante tiene una grandísima recompensa: acostumbramos a nuestro cerebro a percibir de forma habitual lo positivo de cada circunstancia, lo cual aumenta nuestro bienestar.

Pero los beneficios no acaban ahí. La actitud positiva puede hacer más felices a los que me rodean. Mostrar positivismo ante otras personas es como hacer un regalo. Es dar alegría, motivación, a veces esperanza. Podemos influir en el estado de ánimo de un compañero simplemente dando un punto de vista diferente, mostrando un aspecto positivo que quizá no vio e impactar en su bienestar.

Las organizaciones necesitan más que nunca personas positivas, esas que irradian alegría, que nos hacen sentir bien cuando estamos a su lado, ¡que parece que nos cargan las pilas! Son fundamentales para el desarrollo del negocio.

Volviendo al ejemplo de la piscina, depende de cada uno mirar la parte negativa de la vida (incluido nuestro trabajo), o pensar en lo positivo y actuar en consecuencia.

De mi depende la elección. De mi depende aumentar mi felicidad y la de los que me rodean.

¿Y tú? ¿Cuál de los dos chicos de la piscina quieres ser mañana al llegar al trabajo?

Nota1: traducción de la conversación
– Entonces, ¿cómo va la vida?
– Bueno, podría ir mejor.
– ¡Bueno! También podría ir peor…

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